Los dilemas americanos en América Latina
- RICARDO GOMES RODRIGUES
- 4 de fev.
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Lo que el presidente Trump no está entendiendo muy bien es este dilema americano de querer volver a los años 50, restableciendo la relación política de “buen vecino” de entonces con una América Latina escasamente poblada, y con una economía muy poco desarrollada, cuando en realidad , estas viejas “relaciones” ya no existen; sin tener posibilidades alguna de regresar.
La cuestión “latinoamericana” de las décadas de 1950 y 1960, impactada por la revolución cubana y el papel insurgente de Fidel Castro en la región como peón en la guerra fría entre el capitalismo y el comunismo, fue completamente desmantelada por las políticas exteriores norteamericanas en los últimos 40 años.
El favoritismo estadounidense en las relaciones con la China (comunista), transformando un país (comunista) muy pobre en una superpotencia en menos de 30 años, desmanteló por completo la influencia yanqui sobre su patio político, perdiendo las viejas justificaciones, principalmente económicas, por encima de la casta cívica militar, impuestas por la doctrina Monroe a lo largo de los siglos XIX y XX.
Esta desarticulación política afectó principalmente a sus bases de apoyo militar en la región, que utilizaron ejércitos locales para, mediante golpes de Estado, derrocar gobiernos que se desviaban de su alineación política con Washington.
La parte civil, de esta casta favorecida por generosos beneficios económicos, mantuvo un rápido crecimiento que a lo largo de los años 60, 70, 80 hasta principios de los 90, justificó plenamente la inmejorable influencia de Washington sobre toda la región latinoamericana.
La política exterior norteamericana de los últimos 40 años, de favorecer y financiar a la muy pobre China (comunista), dejó a toda América Latina con la fuerte impresión de que la principal causa norteamericana era, de hecho, (comunista), si no lo que entonces, justificaba, colocarse a China, que fue y sigue siendo comunista, como una superpotencia en menos de 30 años.
A partir de entonces sucedieron tres cosas; el discurso anticastrista, el apoyo incondicional de los militares y el apoyo yanqui a la causa del desarrollo económico de la región, se volvieron irrelevantes.
Hoy, el tema latinoamericano se ha convertido en las invasiones de las fronteras del sur de Estados Unidos por hordas de vecinos empobrecidos, la intensificación del papel económico de los cárteles de la droga, que reemplaza el antiguo apoyo estadounidense al desarrollo de la región, y también, la intensa desindustrialización de sus vecinos para servir como mercado consumidor de productos industriales norteamericanos y europeos producidos en la China (comunista) o en asia.
La base económica y política de esa antigua casta cívico-militar latinoamericana se ha convertido en una caricatura de vasallos, que siguen un discurso sumiso de imbecilización progresiva, cuyo principal objetivo es obtener una Green Card y vivir en Miami, basado en un discurso impuesto por un medio complejo de franquicias periodísticas sin credibilidad alguna, impulsado por robots militares de Internet en foros sin capacidad de análisis y razonamiento crítico.
La pérdida de credibilidad de esta casta cívico-militar es lo que alimenta el actual fortalecimiento de los cárteles de la droga como alternativa a las inmensas pérdidas económicas en la región latinoamericana, que ha entrado en un proceso de regresión en su desarrollo económico y social en favor de hacer China (comunista) en una superpotencia, poniendo de relieve el desarrollo de Asia y el declive de sus vecinos.
El viejo “problema cubano” y la influencia de Castro en la política norteamericana, pasó a ser un asunto provincial y local para el Estado de Florida, limitado a la “Little Habana”, frente al papel mucho más relevante que hoy la presión social de 50 Millones de familias de origen mexicano influyen en la política interna y, eventualmente, exterior de Estados Unidos.
Si en los años 60 y 70 el tema de la política de seguridad nacional de Estados Unidos era cubano, ahora es mexicano.
De ser así en aquel momento, la cuestión era el papel insurgente de Castro como peón en la guerra fría; Ahora la pregunta es el papel de los cárteles de la droga como alternativa a la influencia estadounidense como motor del desarrollo en la región latinoamericana.
Si antes el tema era Cuba para los cubanos, hoy el “problema” de Estados Unidos es la inmigración masiva de ilegales a su territorio en busca de oportunidades en esta economía globalizada, que ellos mismos crearon como propaganda política engañosa.
Si antes Estados Unidos era quien impulsaba el desarrollo del continente, hoy China (comunista) y asia son quien vende los productos industriales yanquis en la región.
La ruptura de aquel discurso militar nacionalista previo en América Latina en favor de este vasallaje y progresiva imbecilización actual, que transforma sin discusión a los inmigrantes en activistas políticos de la causa yanqui, provocó que los militares de la región, si no cambiaran de bando, al menos se vuelveran extremadamente críticos con la desindustrialización y la regresión económica, que ha estado transformando las economías locales basadas en la agroindustria y el narcotráfico, provocando un inmenso deterioro y decadencia de los grandes centros urbanos en todo este vencinario de habla portuguesa e hispana.
Al fin y al cabo, a todos les parece que la actual causa yanqui es el desarrollo de Asia, colocando a China (comunista) como protagonista de este escenario global en un falso conflicto de intereses internacionales creados artificialmente, y al mismo tiempo, poniendo en órbita a sus vecinos en su patio trasero prostituido.
La regresión de América Latina a una economía de productos básicos agrícolas, que destruye el papel que alguna vez desempeñaron las industrias en la creación de un desarrollo sólido y la formación de una clase media fuerte, ha promovido a los cárteles de la droga como una alternativa bajo la mirada complaciente de los militares desde México hasta Brasil.
Esta mercantilización de la economía de la región promovió el subdesarrollo y la crisis social con la formación de comunidades en conflicto sin empleo ni perspectivas de futuro desarrollo económico y social.
Si antes los militares eran importantes para realinear las políticas locales con los intereses norteamericanos mediante golpes de Estado, hoy ven con desgana esas viejas influencias yanquis ante el agravamiento no resuelto de problemas sociales en comunidades totalmente deterioradas, devolviendo el problema a quienes los crearon, en forma de invasiones ilegales, y el fortalecimiento de los cárteles de la droga, convirtiéndose en una alternativa de desarrollo económico, aunque sea de manera criminal. ¡Viva México! 04/01/2025.
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